27/10/12

Wild World [ Chapter 2 ] (long-fic)


  • Listening: Lady d'Arbanville - Cat Stevens.
  • Pareja: RyoKoyaTego (Kanjani8 / NEWS)
  • Dedicado a: mi muffincito chocolatoso lleno de chips de chocolate~
  • Rated: M.
  • Advertencia: lemon, smut, lenguaje agresivo.
Perdón por tardar tanto u.u


Wild World.
Chapter 2.


Acabó dentro suyo, apreciando con una sonrisa sobradora la mueca de dolor que transfiguraba las angelicales facciones del menor.
Se relamió los labios, impulsándose fuera de él, riendo al escuchar su quejido débil, casi como el chillar de una rata.
Dejó que sus piernas cayeran duramente sobre el colchón al soltarlas, notándolo temblar.
Lo había destrozado -como siempre.
Se sentó en el piso, al lado de la cama, y revolvió en su bolso hasta dar con lo que buscaba.  Ahí, en el suelo, preparó la jeringa y luego se ató un cordón al brazo fuerte, bien fuerte, sin dejar nunca de sonreír, aunque esa mueca perturbadora de sonrisa se iba convirtiendo en una de pura locura a medida que el efecto poco a poco se escapaba de su cuerpo.
Tegoshi sollozó en la cama, girando su cabeza a un costado para poder verlo, tragando saliva audiblemente. Asustado.
Siempre estaba asustado a su lado.
Intentó, en vano, levantarse de la cama.  Siquiera mover sus piernas.
No pudo.
Todo, absolutamente todo su cuerpo, le dolía en extremo.
¿Lo había desgarrado nuevamente?
(Ninguno de los dos notó la puerta apenas abierta.)
Ryo lo miró, los ojos distintos, más oscuros.  El semblante perdido, los labios apretados, las facciones desfiguradas en lo que se notaba que era el inicio del síndrome de abstinencia.
Bueno, Ryo lo tenía casi todo el tiempo.
No era que Tegoshi no lo conocía en aquel estado.
No era que su cuerpo no lo había sufrido.
El pelinegro giró su cabeza hacia el suelo, hacia donde la jeringa estaba.
Sonrió.
Rió.
Eso no era una risa.
Apretó un poco más el cordón que tenía atado un poco más arriba del codo, sonriendo, y tomó en su mano temblorosa el recipiente con la sustancia que lo llevaría de regreso a ese estado de locura, desenfreno, agresividad, que tanto le gustaba.
Acercó la aguja cada vez más a su piel, y se pinchó.  Una gotita chiquita de sangre apenas visible bajó por su antebrazo, casi sin verse.  Apretó el final de la jeringa lentamente, rápido, más rápido, rápidamente, hasta que todo el líquido estuvo dentro suyo.
Ah, sí.
Así estaba mejor.

Se puso de pie, todavía tambaleándose, y lo miró.
Lo miró como Tegoshi ya estaba acostumbrado que hiciera.
(Pero aún así le daba miedo.)
Estaba perdido.
Definitivamente perdido.
Los dos.
Estaban perdidos.
—Puta —Ryo dijo, en una risa oscura, con la voz ronca, distinta, cambiada.
El menor tembló, el dolor haciéndose repentinamente más latente en la parte baja de su cuerpo.
Vio cómo el hombre revolvía una vez más lo que sea que tuviera dentro de su mochila, y sacó una pastilla, chiquita, blanca.
Se arrodilló a su lado en la cama y lo tomó por el mentón, clavando sus dedos en sus mejillas, frunciendo el ceño.
— ¡Abrí tu puta boca, idiota!
—Ryo —sollozó Tegoshi, negando con su cabeza, y el aludido aprovechó ese momento para forzar dentro de la boca del chico la píldora.
—Tragala —dijo, algo más calmado, forzándolo a cerrar su boca empujando su mandíbula, mirándolo fijamente.
— ¡Nnn!
— ¡¡TRAGALA!!
Terminó haciéndole caso - como siempre.
El joven respiró agitado entre sollozos, sintiendo un raro cosquilleo apoderarse de todo su cuerpo.  Aumentando su temperatura.  Sus latidos.  Entorpeciendo sus sentidos.
Lo miró con la visión borrosa por las lágrimas.  Sonreía.  Siempre sonreía.  No le gustaba que sonriera.  No significaba nada bueno para él.
Se sentó en la cama - lo siguió mirando, intentando secarse torpemente las lágrimas.
Tiró de su pelo, haciendo que se incorporara apenas.
Tegoshi chilló de dolor.
El tirón se hizo más fuerte, y luego Ryo llevó su cabeza, su cara, cada vez más cerca de su vientre.
—Chupala, puta, sé que te encanta.
El menor no pudo contener su llanto, asintiendo sin querer asentir con la cabeza, su cuerpo siendo presa de la fiebre causada por el efecto de una sustancia ajena, tóxica.
Apoyando como pudo sus antebrazos entre el colchón y los muslos de Ryo, tomó su miembro entre sus manos, temblando, nervioso, humillado, y abrió su boca para engullirlo todo.
Los gemidos, las respiraciones rápidas, maldiciones, por dioses, pronto rellenaron el silencio pesado, oprimido, de la habitación.
(La puerta se abrió unos centímetros más.)
Movió su lengua pesadamente, casi con torpeza, sintiendo su boca invadida por la molesta erección que casi lo ahogaba, pesada, viscosa, húmeda, caliente, palpitante.
La chupó -sin embargo- una y otra vez, succionando, mordiendo apenas la punta, recorriéndolo por completo con su lengua, sus labios.
Ryo amaba los bucales que ese chico podía hacer.
Era lo mejor de su sexo juntos.
Comenzó a embestir su boca, mientras que con una mano empujaba su cara más contra su cuerpo, haciendo que el menor se ahogara, riendo entre gemidos roncos, profundos, cuando quiso separarse, temblando, intentando empujarlo con sus manos, los músculos de su garganta tensionados, su cuerpo entero estremeciéndose.
Tegoshi lloraba, intentando respirar con desesperación.
Lo odiaba.
Lo odiaba tanto, tanto.
Y aún así no se alejaba.
(Una maldición del otro lado de la puerta que permanecía entreabierta.)
Lo siguió succionando, rezando, rogando, para sus adentros que aquello terminara rápido.
Entonces Ryo sacó de su boca su erección, haciendo un sonido húmedo que lo encendió todavía más, acabando sobre su cara, contra sus labios, gimiendo con la voz ronca, profunda, llenando su linda carita con su semen, riendo entre gemidos y jadeos.
—Agh —Tegoshi se quejó, sintiéndose repentinamente mareado, sintiendo unas terribles nauseas en la boca del estómago.
El pelinegro lo tiró sobre la cama, sin darle tiempo a limpiarse, abriéndolo de piernas bruscamente y acomodando sus pantorrillas sobre sus hombros, doblándolo debajo de su cuerpo, e incrustó su miembro semi-erecto dentro suyo, forzando una vez más su esfínter, robándole un chillido agudo de dolor.
—Seguís... tan mojado... —rió, relamiéndose los labios, con la voz grave por su creciente excitación— tan caliente... tan putamente caliente...
—No —sollozó el más chico, temblando—, no, por favor, no
— ¿No? —lo embistió con todas sus fuerzas, gimiendo ronco, un estremecimiento recorriendo toda su columna vertebral— Puta...
(La puerta se cerró bruscamente).






Las luces estaban apagadas.
Ryo entró descalzo en la cocina, con un pantalón que le quedaba un par de talles más grande.
—Tenemos que hablar.
Sonrió, girando sobre sus pasos para ver cara a cara a alguien muy, muy conocido.
— ¿Tanto te molesta que esté con él?
Una piña dio directo en su mandíbula, casi tirándolo al piso.
—Volvés a poner una sola mano encima de mi hermano y yo-
—Hey —el semblante del pelinegro se volvió oscuro, peligroso—, no sos quién para decir.  Si esa puta quiere estar conmigo, no vas a- —otra piña evitó que siguiera hablando.
— ¡No le digas así! —gritó, empujándolo dentro de la cocina, enojándose cada vez más.
— ¿Y a vos cómo debería decirte? ¿Pervertido? ¿Espiás siempre, idiota?
—Si te diste cuenta que estaba viendo, ¿por qué seguiste?
—Quería molestarte, ¿y a mí qué mierda tiene que importarme que nos mires o no? —Ryo lo miró, sonriente, tomándolo por el cuello de la remera— Voy a hacer lo que quiera con él, me importa un carajo lo que vos digas.
El hombre lo acorraló contra la pared, sin preocuparse cuando la cabeza del pelinegro se golpeó contra ésta.
—No lo toques más a él.  Ni te le acerques, ¿entendés? ¡No pienso dejar que vuelvas a hacerle nada más!
Un pensamiento macabro pareció rondar por la cabeza del más bajo.
—Entonces vas a ser su reemplazo.
El agarre del otro se hizo por un instante más débil.
— ¿Qué...?
—Yo no toco más a Tegoshi, pero a cambio vos lo vas a reemplazar.
El otro rió con ganas, tirándolo sobre la mesa de la cocina.  Su querido hermano dormía después de todo.
— ¿Y te pensás que voy a dejar que me hagas las mismas cosas, idiota? —lo abrió de piernas, bajándole los pantalones y acomodándose entre ellas.
Ryo jadeó, sintiendo cómo su sangre comenzaba a hervir una vez más.
— ¿Trato hecho?
Una risa sobradora.  Socarrona.
—Trato.

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YYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYY
esto es todo por ahora XD
Bueno, este cap es más largo que el anterior, creo XD
Tengo una cosa con los capis cortos xDD es que sino me voy por las ramas :3
En fin, espero que les haya gustado.

Si tienen algo para decir, criticar, ganas de matarme(?), comentar, recomendar, blah, blah, blah, dejen un comentario que respondo y tengo en cuenta!
[Chapter 1]
Chapter 3: Coming Soon.... (?)




¿Tienen algún pedido? Si es así, acá está la entrada donde especifico los fandoms que manejo:
~pororororo~



See ya!
Bye Bye Nyappy!

4 comentarios:

  1. ;A;
    *-*
    *O*
    *nosebleed*
    *dies*

    Todos esos sentimientos fueron los que tuve a medida que leía xD
    Yo, como el chocolotoso muffin con chispitas que soy (? te obligo a irte por las ramas *-* Me encantan los capis largos así que no me voy a enojar, sino todo lo contrario :3

    Pregunta: Kei se convirtió en reemplazo de Tego, pero... ¿Ryo no es su uke? XD

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    Respuestas
    1. djalskdjalksjdlaks justo estaba por irme y me dije "voy a fijarme si dejó comentario" y siiiiiiiiii dajsldjasl <3
      ok, ok, respondo tu pregunta xD Kei es el reemplazo de Tego, sí, pero no bajo las mismas condiciones, sino más bien Kei sería como un reemplazo en el sentido de "te satisfago sexualmente" y nada más, por eso Ryo es su uke, aparte a Ryo le da igual xD él sólo quiere sacarse la calentura y usar a alguien para eso u.u
      Koya es un buen hermano mayor u.u

      ¿te gustó el cap? D:

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  2. Solo voy a decir.... ¿Por qué el de ella viene en capítulos? ¡Encima ya van 2! U_U

    gente que hace sacar lo peor de mi u.u

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